Las autoridades sanitarias y los servicios de seguridad del estado de Arizona alertan de la aparición de un nuevo tipo de droga casera que degrada el cuerpo humano rápidamente y que puede acabar con la vida de una persona en pocos años.
En Arizona se han registrado dos casos, los primeros documentados en el territorio de EE.UU. que han puesto en alerta a las autoridades sanitarias.
La desomorfina, conocida en Rusia como ‘krokodil’ (cocodrilo) es una droga extremadamente tóxica preparada a base de píldoras de codeína que se mezcla con gasolina, disolvente, ácido clorhídrico, yodo y fósforo rojo. El nombre de la droga se debe a las escamas, parecidas a las de los cocodrilos, que aparecen en la piel de la gente que lo consume.
El consumo de la droga conlleva la aparición de graves úlceras y erosiones en la piel que dejan al descubierto hasta los huesos, es decir, ‘se come’ el cuerpo humano. Al cabo de un mes sus daños son irreversible.
La mayor amenaza de esta droga reside en su bajo coste y en su alto nivel de adicción (basta con una o dos inyecciones para que la persona se vuelva adicta). El efecto del ‘krokodil’ supera al que causa la heroína y puede acabar con la vida de una persona en dos o tres años.
El uso y la preparación de ‘krokodil’ se va extendiendo a los países vecinos de Rusia y a Europa. En diciembre de 2011 médicos polacos de la universidad de Medicina en Silesia informaron que al menos una persona murió por uso de ‘Krokodil’ en Varsovia, y que otros casos se confirmaron en Alemania, República Checa, Ucrania, Francia, Bélgica, Suecia y Noruega.
La desomorfina, conocida en Rusia como ‘krokodil’ (cocodrilo) es una droga extremadamente tóxica preparada a base de píldoras de codeína que se mezcla con gasolina, disolvente, ácido clorhídrico, yodo y fósforo rojo. El nombre de la droga se debe a las escamas, parecidas a las de los cocodrilos, que aparecen en la piel de la gente que lo consume.
El consumo de la droga conlleva la aparición de graves úlceras y erosiones en la piel que dejan al descubierto hasta los huesos, es decir, ‘se come’ el cuerpo humano. Al cabo de un mes sus daños son irreversible.
La mayor amenaza de esta droga reside en su bajo coste y en su alto nivel de adicción (basta con una o dos inyecciones para que la persona se vuelva adicta). El efecto del ‘krokodil’ supera al que causa la heroína y puede acabar con la vida de una persona en dos o tres años.
El uso y la preparación de ‘krokodil’ se va extendiendo a los países vecinos de Rusia y a Europa. En diciembre de 2011 médicos polacos de la universidad de Medicina en Silesia informaron que al menos una persona murió por uso de ‘Krokodil’ en Varsovia, y que otros casos se confirmaron en Alemania, República Checa, Ucrania, Francia, Bélgica, Suecia y Noruega.
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